Bárbara de Braganza, 13 MADRID
Del 13 de Diciembre del 2014 al 8 de Febrero del 2015
Ayer sábado abrió sus puertas al público la nueva exposición de la Fundación Mapfre en su sede de Bárbara de Braganza. La muestra será la última de un año en el que han estado presentes otras grandes figuras de la fotografía, como Vanesa Winship que inauguró la sala en Mayo de este año o la recién terminada de Stephen Shore.
En esta ocasión la Fundación ha optado por un fotógrafo no demasiado conocido por el público pero que sin embargo tiene una gran importancia en la historia de la fotografía moderna ya que podría considerarse como uno de los pioneros en el manejo y dominio de determinadas técnicas de laboratorio y también porque supo imponer sus propios arquetipos, huyendo de unos principios largo tiempo establecidos.
Pictorialista, simbolista y sin embargo innovador, Alvin Langdon Coburn fue uno de los fotógrafos más destacados del cambio de siglo. Su trayectoria artística, influida por Alfred Stieglitz y Gertrude Käsebier, dos de las más importantes figuras de la fotografía de su generación, se sitúa en la confluencia del pictorialismo de finales del siglo XIX y fotografía de vanguardia de principios del siglo pasado.
Su participación en el grupo Photo-Secession en 1902 y en la hermandad fotográfica británica Linked Ring, apenas un año después, le permitió establecer sólidos lazos con el mundo artístico de la época, tanto en Europa como en Estados Unidos. Sin embargo, a diferencia de los miembros de ambos grupos, que se especializaron en retratos, desnudos y paisajes más característicos de la fotografía pictorialista, Coburn se dedicó a retratar el paisaje industrial y urbano. Su interés por la ciudad, la maquinaria industrial y las zonas portuarias tan asociadas a las grandes urbes, le llevó a experimentar con puntos de vista y perspectivas poco frecuentes para la época con las que se adelantaba en una década a los encuadres característicos de la Nueva Objetividad.
Por otro lado, Coburn fue un innovador en el campo de las técnicas fotográficas. Su dominio de los procesos de positivado, especialmente a la goma bicromatada, a la goma-platino o del fotograbado, entre otros, le permitió dotar a cada una de sus obras de una individualidad propia y elegir en cada caso el proceso más afín al resultado que deseaba obtener.
Sin embargo, a pesar del papel fundamental que ha desempeñado en la génesis de la fotografía vanguardista y de haber producido una fructífera –aunque relativamente corta- obra fotográfica, Coburn sigue siendo uno de los artistas menos conocidos de su generación. El principal motivo es que, si bien nunca renunció totalmente a la práctica fotográfica, desde 1917, cuando abandona Londres huyendo de la Gran Guerra, se fue distanciando progresivamente de la fotografía para, recluido en el norte de Gales, alcanzar la regeneración espiritual a través de la religión.
Esta exposición ofrece una selección de 180 fotografías –en su mayor parte vintage- que dejan constancia de la tenacidad y coherencia de su evolución creativa: desde sus retratos de destacadas figuras del pensamiento y la creación del siglo XX, hasta sus fotografías de paisajes urbanos e industriales de Nueva York o Pittsburgh de perspectivas poco convencionales, o sus extraordinarios paisajes naturales del Gran Cañón o Yosemite. Asimismo, completan la muestra sus atrevidas vortografías creadas a partir de formas cubistas, sin duda una de sus principales aportaciones al terreno vanguardista de su época.
Entre las instituciones que han colaborado generosamente para la realización de esta exposición, destacan la George Eastman House de Rochester y el National Media Museum de Bradford, cuyas colecciones de obras de Coburn son sin duda las más importantes del mundo. Asimismo, están presentes otras principales obras provenientes del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Museum of Modern Art de Nueva York y la Galería 31 Studio, así como una importante colección particular de Nueva York. Es, por tanto, la primera ocasión en que se reunirán sus fotografías más importantes procedentes de diferentes colecciones.
La exposición fue presentada en rueda de prensa por Pablo Jímenez Burillo, director del Área de Cultura de la Fundación Mapfre y Pamela Glasson Roberts, comisaria de la muestra y que lleva investigando la vida y la obra de Coburn desde 1972, año en que empezó a trabajar para la Real Sociedad Fotográfica de Londres y de un modo mucho más intenso desde que abandonará su puesto hace 12 años, lo cual, sin duda, la convierte posiblemente en la persona que mejor concoce al autor.
El recorrido de la exposición, organizado de modo cronológico, se estructura en diez ámbitos temáticos que examinan la amplia gama de facetas creativas que han dado forma a su trayectoria fotográfica y abarca desde sus primeras fotografías realizadas entre los años 1900 a 1905, hasta sus últimos trabajos, en los que después de experimentar en 1917 con las fotografías vorticistas, intentó hacer vortografías de la vida real capturando vigas de hierro y acero, a partir de 1919, momento en que empezó a fotografiar el edificio de la catedral anglicana de Liverpool (en construcción desde 1904 hasta 1978). Coburn denominó a estas fotografías de elevada estructura “prototipos de vortografía”.
Con motivo de la exposición FUNDACIÓN MAPFRE
ha editado un catálogo en español e inglés que constituirá una publicación de
referencia sobre la obra de Alvin Langdon Coburn. Además de la reproducción de
180 fotografías que recorren su trayectoria fotográfica, el catálogo contiene
un texto de Pamela Glasson Roberts, comisaria de la exposición, y un atlas
técnico a cargo de Anne Cartier Bresson, Directora de ARCP (Atelier de
Restauratión et de Conservation de la Ville de Paris) que pone de relieve las
repercusiones estéticas que tuvieron las preferencias técnicas del artista. El
catálogo se completa con una cronología de la fotógrafa y una bibliografía.
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