Calle Viriato 53, MADRID
Del 18 de Septiembre al 31 de Octubre de 2014
Mis imágenes son poemas de cuerpo y piel, mirar a la cámara y desnudarme, callar para
decirlo todo.
Mis ojos de astígmata y sus córneas deformadas, me regalan refracciones e ilusiones
ópticas ambiguas y distorsionadas.
Buscar la pérdidadel contorno, para hallar así la forma.
Sofía Santaclara
Lo que es Transparente…
Sobre todo el agua, y contenida en recipientes del mejor cristal,
pudiera ser de Bohemia, o Val San Lambert, los artesanos del vidrio venecianos,
las ciudades acuosas, Brujas y siempre la laguna Veneta; las mitologías
finiseculares, el miedo a ahogarnos en sus aguas. En el interior de estos vasos
ocurren cosas, hay brillos, reflejos, refracciones que se producen cuando la
onda choca contra el agua en ángulo oblicuo, y un cambio de dirección nos
asombra con irreales espejismos. El reflejo en los buenos espejos es de una
gran calidad, pero no por ello el resultado es una imagen clara, nítida, ocurre
que puede haber destellos que en su luminosidad oscurezcan en lugar de
iluminar, que extrañen, imágenes que no son las previstas. Hay muchos tipos de
espejos, el de Alicia, el de la madrastra de Blancanieves -era hechicera-, el
de Cocteau, quizá el de Claude Cahun, son los mismos blancos, grises y negros.
Esas lunas que muchas niñas utilizan, frente a ellas ensayan con sus cajas de
pinturas, sus disfraces, sus miradas, y sus cuerpos. Solas ante el cristal que
les devuelve la imagen incierta… es un juego. Se puede provocar, conjurar, amar
a los espejos. Mercurio líquido fotografiable cuando se mira y se utilizan
lentes. Quizá entre espejos y lentes –siempre cristales- anda el juego,
reflexionando. Lentes astigmáticas, sí, error de refracción cristalino que
torna la visión borrosa, la desfigura y la difumina.
Algunas niñas privilegiadas, cuando se convierten en mujeres, no han
olvidado aquel juego, es el juego de la expresión, consciente, inteligente. Es
necesario que haya un universo que se ha ido conformando por miles de palabras
que deben ser concretadas y ordenadas, para darle sentido. Es ese universo el
que pide a gritos ser expresado, cristalizado, y con la dificultad, de que debe
serlo de la mejor manera posible, porque ese cosmos tan solo existe plasmado.
Para ello todos los recursos del lenguaje son válidos. El cuerpo, el rostro,
ambos en una total desnudez, en la manera en la que danzan, en un escenario, es
visual, el texto que subyace obsesivamente -esas miles de palabras previas-, no
hay universos sin mitologías personales, sin citas, en el caso que nos ocupa,
sin la sensualidad de Eros, y sin el recordatorio de Tánatos.
Parecería un escenario teatral pero no lo es. Es una experiencia
creada exclusivamente para la cámara, la obra, es una obra fotográfica, la
experiencia son las propias fotografías. Parecerían autorretratos al uso, pero
no lo son, no hay finalidad de retratar, de hacer retratos, de “mostrar el alma
del retratado”, sí de expresar el alma del juego. Actas notariales del
extraordinario universo de Sofía, sin duda con la ayuda de esas lentes y esos
ojos extrañamente pulidos que sirven para fotografiar reflejos, y para
transformar el mundo si nos atenemos a Spinoza.
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