CENTO POMPIDOU DE MÁLAGA
Pasaje Dr. Carrillo Casaux
(Muelle Uno) Puerto de
Málaga
29016 Málaga
Del 16 de Octubre 2015 al 24 de Enero 2016
Florence Henri, Retrato composición, Cora 1931
© Adagp, Paris 2015
El oficio de fotógrafo
experimentó un importante auge durante el período de entreguerras. Los avances
tecnológicos acontecidos en el terreno de la fotografía, como el desarrollo de
la edición y la prensa ilustrada, desencadenaron la eclosión de un nuevo
imperio de la imagen, que provocó nuevas necesidades y reclutó a multitud de
adeptos. Información, publicidad, moda, arte… La fotografía cuenta con numeras
parcelas en las que es inevitable su utilización como una alternativa moderna
al dibujo o la pintura, y también se beneficia de la vocación de las vanguardias
por renovar el vocabulario visual; los profesionales retoman estas innovaciones
en sus trabajos por encargo. Las fotografías reflejan la evolución cultural y
social radical de la sociedad occidental de principios del siglo XX, son las
causantes de la instauración de nuevas formas de consumo e incitan al culto de
la apariencia.
Maroamme Breslauer, Sin título, 1937
© Adagp, Paris 2015
Las mujeres, modelos
omnipresentes de este arte, son igualmente autoras: muchas de ellas practican
la fotografía amateur aunque otras muchas, ansiosas por una emancipación
financiera y social, se deciden por la fotografía como oficio. Sin embargo, su
lugar en la historia del periodo ha sido demasiado discreto, exceptuando
ciertos referentes como Laure Albin Guillot, Florence Henri, Dora Maar o
Germaine Krull. La mayoría de ellas ejercen en Francia, concretamente en París,
ciudad moderna por excelencia y lugar de encuentro de numerosos artistas,
fotógrafos, escritores e intelectuales franceses o extranjeros. El estudio de
sus producciones y de su contexto de difusión demuestra que no tendría sentido
poner el acento en la peculiaridad de una determinada mirada, técnica o tema
femenino: estas mujeres fotógrafas de entreguerras han sabido crear su propio
espacio, así como hicieron sus compañeros de profesión, utilizando los mismos
aparatos, recursos y público que utilizaron ellos, sin tener por qué jugar con
sus diferencias.
Florence Henri, Composición autorretrato 1938
© Adagp, Paris 2015
Escoger este oficio no
parece, a priori, algo que se decida a la ligera: requiere cualidades físicas
innegables, a veces implica duras negociaciones y exige trabajar en la esfera
pública, dedicada aún para el género masculino. Varias razones explican esta
preferencia. A diferencia de otras artes plásticas, la fotografía se considera
un arte menor, y no se le atribuye el peso de una larga tradición. Desde el
siglo XIX, las mujeres son acogidas en las sociedades de fotógrafos amateur,
publican y participan en las exposiciones, sin darse de golpe con las
restricciones que han podido sufrir durante mucho tiempo en el ambiente de la
pintura y la escultura. La práctica profesional de la fotografía no gozaba de
un prestigio social particular, no requería un aprendizaje específico, diploma
o certificado oficial.
Dora Maar, Sin título [Assia], 1934
© Adagp, Paris 2015
En un momento de la historia
en que la educación y la capacidad jurídica de las mujeres permanecían en
Francia mucho más limitadas que en los Estados Unidos o en otros países
europeos de la misma época, el oficio de fotógrafo les permite dirigir, ellas
mismas, su negocio y acceder a remuneraciones equivalentes a la de los hombres.
También les garantiza la liberación de las costumbres conservadoras de la
burguesía: la mayoría de estas mujeres pertenecen a un ambiente acomodado, son
solteras, viudas o divorciadas y, en muchos casos, cercanas a los movimientos
feministas. Impermeables a la propaganda natalista, por más que esta se
intensificara después de la Primera Guerra Mundial, rara vez tenían hijos.
Frecuentan artistas de vanguardia, intelectuales, escritores, y personalidades
mundanas que comparten sus reivindicaciones y su estilo de vida liberado.
Ina Brandy, Fin de semana inglés. Las mujeres sin hombres.
En torno a 1945
En torno a 1945
© Adagp, Paris 2015
La profesión resulta
particularmente atractiva para las mujeres ansiosas por conseguir una
independencia financiera y social; trabajan por encargo para editores de
magacines, revistas o libros. Algunas como Laure Albin Guillot o Ergy Landau,
abren un estudio donde poder hacer retratos, fotografías de moda y publicidad,
otras, como Germaine Krull, Denise Bellon o Nora Dumas realizan los reportajes
en el exterior. Este particular aspecto de lo moderno, además de la
profesionalización femenina, es lo que la exposición pretende recalcar.
Denise Bellon, Muestras de diversas esencias
Fabricación de perfumes en Grasse [Fábrica Bertrand Frères] en 1938
Fabricación de perfumes en Grasse [Fábrica Bertrand Frères] en 1938
© Adagp, Paris 2015
Esta exposición reúne más de
150 pruebas fotográficas realizadas entre 1920 y 1940 por una veintena de
mujeres. En ella podremos ver desnudos, retratos, reportajes, fotografías de
moda y publicidad, elegidas de entre las
colecciones del Musée National d’Art Moderne del Centre Pompidou. La mayoría de
ellas perteneció al coleccionista Christian Bouqueret, especialista en
fotografía de entreguerras en Francia. Fue de los primeros en interesarse y
homenajear el trabajo de estas mujeres fotógrafas.
Las fotógrafas que
participan en la muestra son:
Berenice Abbott
Laure Albin Guillot
Denise Bellon
Ina Bandy
Marianne Breslauer
Ilse Bing
Yvonne Chevalier
Marcelle D’Heilly
Nora Dumas (Nora Telkes de
Kelenfold)
Florence Henri
Lotte Johanna Jacobi
Annelise Kretschmer
Germaine Krull
Ergy Landau
Suzanne Laroche
Dora Maar (Henriette
Théodora Markovitch)
Lisette Model (Elise F. Amélie Seybert)
Rogi André (Rosa Klein)
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