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jueves, 16 de noviembre de 2017

KOREAN DREAMS, EL SUEÑO COREÁNO DE NATHALIE DAOUST

CÍRCULO DE BELLAS ARTES
C/ Alcalá, 42  MADRID
Sala Minerva
Del 16 de Noviembre de 2017 al 28 de Enero de 2018


Nathalie Daoust es una fotógrafa canadiense acostumbrada a trabajar en temas relacionados con la mujer y la sexualidad femenina. Desde el principio de su carrera como fotógrafa a finales de los años 90, ha publicado proyectos que incluyen el fetichismo, la prostitución o el imaginativo mundo de los love hotels, en Tokio, en done la mirada de la fotógrafa nos presta su visión voyerista de existencias ocultas. Y lo ha hecho creando una obra que es a la vez dispersa y profunda, constituyendo nuevos mitos sobre la sociedad actual y mostrando al mismo tiempo historias reales de los más desfavorecidos

Estando trabajando en China fotografiando a prostitutas  norcoreanas que viven en unas condiciones lamentables, se planteó qué tipo de vida era la que llevaban estas mujeres en su país de origen para llegar a abandonarlo todo, incluida la familia a cambio de una situación y unas condiciones tan pésimas como las que allí llevaban. Máxime cuando de ser descubiertas serían devueltas a su país donde serían encerradas en un campo de concentración o incluso ejecutadas.


Fue pues la curiosidad por descubrir el modo de vida de aquel país lo que la llevo a Corea del Norte. Lo cual no resultó una tarea fácil. Por supuesto tuvo que entrar en el país como turista con un grupo organizado y tuvo que hacerlo desde China pues en el momento en que ella realizó sus dos viajes únicamente este país y Malasia tenían autorización para hacer llegar viajeros hasta allí. Previamente tuvo que pedir a todas las páginas webs en las que se hablaba de ella y de su trabajo, que eliminaran todas las entradas de forma que si alguien buscaba algo en la red no se encontrasen referencias que la relacionaran con su profesión. 


Una vez llegada a su destino en todo momento se encontró acompañada por lo que Nathalie llama “babysitters”, por lo que realizar fotografías fue un trabajo arduo para el que tuvo que improvisar un cable disparador oculto que la permitiera tomar fotos con la cámara a la altura de la cintura,  ya que sólo se pueden hacer en las ocasiones y lugares en que las autoridades lo permitan, al objeto de dar una idea de país perfecto en donde el orden, la simetría y la pulcritud deben de ser ejemplo para otras naciones. Es tal la obsesión que tienen por su superioridad que durante una visita a un hospital, les dijeron que desde los años 50 no nacían niños discapacitados en Corea del Norte debido a la fortaleza de sus genes. Sin embargo un médico norcoreano que desertó, Ri Kwang-chol, ha afirmado que los niños que nacen con defectos físicos son rápidamente sacrificados y enterrados.


Sin embargo a pesar de todos los inconvenientes, Nathalie Daoust consiguió traerse unos cuantos rollos de película, que tratados de una trabajosa forma durante el revelado, que incluye ir rascando cuidadosamente el papel hasta dejar una fina capa que contiene la emulsión, consigue que las imágenes queden mitigadas hasta que los hechos terminan perdiéndose en el proceso, dejando finalmente una sensación de desapego de la realidad similar al que experimentó la fotógrafa en las calles de Pionyang donde no se sabe bien donde termina la verdad y donde empieza la farsa.




La exposición que presenta el Círculo de Bellas Artes muestra en la Sala Minerva una selección de 25 fotografías en las que quedan reflejadas tanto la organización estatal como la vida cotidiana de la población. Con cada imagen Nathalie Daoust pone el enfoque en diferentes aspectos de la sociedad norcoreana e inevitablemente lleva al espectador a imaginarse cómo sería una vida en esas condiciones.



Es imprescindible al visitar la exposición leer los carteles que acompañan a las imágenes, escritos por la propia autora y en los que se describen hechos que muestran la fuerte represión a la que son sometidos los ciudadanos como por ejemplo los relativos a los castigos: La legislación norcoreana estipula “tres generaciones de castigos”. Si una persona comete un delito, sus hijos y nietos han de cumplir también la integridad de la pena, que a menudo implica la cadena perpetua. Los niños nacidos en la cárcel son criados como presos porque su “sangre es culpable”. Promulgada en 1950, la ley pretendía eliminar el linaje de sangre de los norcoreanos contrarrevolucionarios después de la guerra.


 

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