C/ Tres Peces, 2 MADRID
Del 19 de Noviembre al 15 de Diciembre
En esta exposición el
fotógrafo expone una serie fotográfica gestada a partir del año 2000 y
finalizada 2011, construida con imágenes de vallas publicitarias desnudas,
desprovistas de su función original por abandono o falta de inversión.
La exposición simultánea de
estas fotografías, en su conjunto, pretende generar preguntas y cierto grado de
necesaria incomodidad en un mundo en el que se nos bombardea con eslóganes,
soluciones, fórmulas y sentencias cerradas. Lo circunstante se ve invadido por
una suerte de moderno horror vacui: son los tiempos de la infoxicación, de la
inflación informativa, y estas estructuras bien podrían conformar una alegoría
visual de un sistema socioeconómico herido en el que sus grandes consignas no
soportan bien ni el paso del tiempo ni la falta de atención continua.
El fotógrafo, bajo su punto
de vista encuentra paradójicos estos macrosoportes ya desactivados, excesivos
lienzos en blanco, podrían quizá devolvernos en parte la inocencia de la
mirada, la pausa y la curiosidad prístina del ser humano. La intención de esta
serie aboga por el reto imaginativo, por lo diverso y lo plural. Así pues, sea
el espectador el que dote de significado a este pequeño escenario
Biografía
Nacido en Madrid en 1971.
Ángel Cubero, formado
académicamente en el área de las humanidades, diversifica su visión fotográfica
entre las imágenes de carácter intimista o conceptual y las puramente documentales
sin encontrar oposición, sino complementariedad, entre ellas.
Un viejo ejemplar de la
revista Humboldt sobre la obra Cristina García Rodero y un libro de Man Ray que
constituyen los puntos de partida de su gran vocación. Se forma profesionalmente en la decana
Escuela Superior de Fotografía Flash de Madrid, dirigida por Manuel Soler.
Ha desarrollado una exigente
carrera profesional en el área del diseño gráfico y de la publicidad aplicada a
las nuevas tecnologías. Esta circunstancia le permite abandonar los encargos
fotográficos y centrarse en series muy personales que requieren una larga
gestación como “Impactos de silencio”, completada tras once años de búsqueda y
en exposición itinerante desde 2013.