Sala Picasso
C/ Alcalá, 42 MADRID
Del 5 de Noviembre 2015 al 31 de Enero 2016
©Thomaz Farkas
El CBA ha presentado la
tercera y última de las exposiciones fotográficas programadas para este otoño
de 2015. Junto a las de Jazz y Grete Stern, Modernidad. Fotografía Brasileña
(1940-1964), forman una trilogía dedicada a la fotografía americana de mediados
del siglo XX, con raíces en distintos
puntos de la geografía del continente americano, Estados Unidos, Argentina y
Brasil y con estilos muy diferenciados, que abarcan desde el documentalismo
hasta, la fotografía industrial o el
fotomontaje. Todas ellas están representadas por fotógrafos que marcaron una
época y una forma de narrar personal
capaz de extenderse en el tiempo.
El Brasil de mediados del
siglo XX era un país en plena transformación. El ímpetu de la modernización se
hacía sentir en todos los ámbitos de la vida social, de la economía a la política,
de lo cotidiano a la creación cultural. No era el primer encuentro de Brasil
con la era moderna, pues el proceso del que se trata aquí se remonta al final
del siglo anterior, cuando el país comenzó a distanciarse de la economía
esclavista, cuando ciudades como Rio de Janeiro y São Paulo pasaron a cobijar
una esfera pública cada vez más vibrante cosmopolita. Mas, en aquel momento, en
el corazón del siglo XX, la transformación se aceleró vertiginosamente,
destruyendo toda ilusión de un progreso gradual y controlado.
El giro hacia la década de
1930 se dio en un marco histórico que, ya sea por los efectos del crash de 1929
sobre una economía de exportación agrícola, ya sea por el putsch del año siguiente,
ponía fin a la Primera República, al dominio de las oligarquías rurales en la
escena política, abriendo esta última a la pugna entre distintas corrientes
antagónicas. El conflicto político se producía ahora en un terreno radicalmente
modificado por la industrialización, porla emigración y la inmigración en masa,
por el crecimiento de las ciudades y por las nuevas tecnologías de la
información - la radio, el cine, la prensa ilustrada.
También fueron aquéllos,
unos años de intenso debate ideológico. En la estela de las vanguardias
artísticas del modernismo, de la década de 1920, innumerables intelectuales habían
reflexionado sobre las posibilidades y los dilemas de la cultura brasileña, en
otro tipo de vaivén, pero ahora entre las nociones de identidad y de
modernidad.
En medio de ese torbellino
de hechos e ideas, no es de extrañar que, en manos de diferentes autores, la
propia noción de moderno fuese siempre sometida a disputa, que recibiese definiciones
antagónicas y matices ambiguos. La ambición de Modernidades fotográficas es la
de revisar desde un ángulo todavía poco explorado -el de la gestación de la
fotografía moderna en Brasil, entre finales de la década de 1930 y el golpe
militar de 1964, representada por cuatro de sus más grandes nombres: Marcel
Gautherot (1910-1996), José Medeiros (1921-1990), Thomaz Farkas (1924-2011) e
Hans Gunter Flieg (1923). Con certeza, no eran ellos los únicos nombres
relevantes y es verdad que, cuando se "cierra el foco" sobre ellos,
quedan "fuera de plano" otros nombres igualmente decisivos, como
Pierre Verger, Jean Manzon, Geraldo de Barros e German Lorca, por citar apenas
otros cuatro. Hecha esta aclaración, los fotógrafos reunidos y presentes en
esta exposición y en este catálogo - concebidos para el Museum für Fotografíe,
de Berlin - son inequívocamente centrales, lo que permite ofrecer un panorama
rico y revelador tanto de la creación fotográfica en el Brasil de aquellos años
como del país que ellos mismos intentaban captar a disparos de Leica y
Rolleiflex.
Uno de los objetivos de la
exposición es mostrar el colorido cosmopolitismo del grupo, tan característico
de una época de emigración e inmigración: Gautherot, parisiense de origen
obrero y con formación en arquitectura; Flieg, judío alemán de Chemnitz, que huyó
del nazismo y de la guerra; Farkas, húngaro nacido en Budapest en el seno de
una familia de comerciantes judíos de material fotográfico; Medeiros, brasileño
de nacimiento, instalado en Rio de Janeiro pero proveniente de un estado pobre
y sin tradición artística.
A esa diversidad de
orígenes, se suma la variedad con que cada uno de ellos persiguió los temas
adoptados, desde ámbitos profesionales muy distintos: Medeiros es el
fotorreportero por excelencia, que aprende su oficio en el día a día de las redacciones
cariocas y que vive en un estado de alerta mundano y humano; mientras que
Farkas, libre de mayores preocupaciones materiales, es el más
"artista", el más "vanguardista" del grupo. Se interesa desde
muy joven por la fotografía como lenguaje, como juego, como obra que se expone
en galerías o museos. Por no hablar de Flieg, el único de los cuatro que fundó
un estudio fotográfico, y quien construye para sí una imagen de profesional, de
prestador de servicios para clientes casi siempre industriales, en la dirección
contraria a la de Gautherot, sujeto nómada, con simpatías de izquierdas, dueño
de una intuición formal procedente del trato con la arquitectura moderna,
aunque siempre interesado en el proceso de formación nacional, del que tiene la
ocasión de servir como testimonio y al cual intenta contribuir, al colaborar
con diversos órganos e iniciativas del Estado.
El resultado, como se verá,
conforma una gran variedad formal y estilística – pero goza también de una
enorme riqueza como registro documental de un país vasto y contradictorio. El
elenco de temas resulta asombroso: paisajes intactas del Amazonas, fábricas e industrias,
religiones africanas, fútbol y carnaval, estatuas e iglesias barrocas,
herramientas mecánicas, festejos populares en el campo, glamour mundano y cosmopolita
en las ciudades, tribus indígenas en el Centro-Oeste, edificios modernistas en
São Paulo y en Rio de Janeiro, sin olvidar a la nueva capital, Brasilia - todo
esto bajo un mismo sol, aspirando a integrar, contemporáneamente, un
"retrato de Brasil" que, mientras tanto, nunca llega a prefigurarse, una
vez que nunca se deja fijar por una única definición de identidad o de
modernidad.
HANS GUNTER FLIEG (1923)
Hans Gunter Flieg (Chemnitz,
Alemania, 1923) contaba 16 años cuando el recrudecimiento del antisemitismo del
régimen nazi obligó a su familia a emigrar a São Paulo. El joven Flieg, que ya
entonces se interesaba por la fotografía, llegó a Brasil portando en su
equipaje dos cámaras, una Leica y una Linhof, además del conocimiento adquirido
en un curso de técnicas de laboratorio con Grete Karplus, que acababa de
concluir, en el Museo Judío de Berlín.
En São Paulo, pronto comenzó
a encontrar empleo en el ámbito de la fotografía; inicialmente, en una empresa
de litografía y, seguidamente, como fotógrafo de una imprenta. Flieg abrió su proprio
estudio en 1945, y allí daría inicio aquella que sería su principal vertiente
profesional: los trabajos encargados por grandes empresas, que realizaría a lo
largo de cuatro décadas. Entre aquellos se encuentra el calendario fotográfico
Pirelli, firmado íntegramente por el fotógrafo en 1948; las fotos de la línea
de producción de la Willys‐Overland,
en 1954, o las imágenes realizadas para la fábrica de calzados Clark, en 1953.
El trabajo con fotografías de industrias, que marcó la carrera de Flieg, se vio
estimulado por el contexto paulista de mediados del siglo XX, cuando el intenso
desarrollo industrial y urbanístico transformó la ciudad y sus entornos.
Paralelamente a este trabajo “industrial”, abordó también otros temas: fue el
fotógrafo oficial de la primera Bienal Internacional de Arte, en el Museo de
ArtModerno de São Paulo (MAM‐SP),
en 1951; documentó el patrimonio histórico y cultural popular, especialmente
para la Unicef, en 1971; fotografió las construcciones del Museo de Arte de São
Paulo (Masp), del gimnasio de Ibirapuera y de las centrales hidroeléctricas de
Jupiá e Ilha Solteira. Si bien, sus trabajos fotográficos, en la mayoría de las
ocasiones, presentan un punto en común: fueron encomendados por clientes, ya
fuesen empresas de publicidad, industrias o instituciones públicas.
En 1965, Flieg obtiene la
nacionalidad brasileña. Actualmente, vive en São Paulo. En julio de 2006, el
IMS adquirió, de manos del propio fotógrafo, su obra, compuesta por cerca de
treinta y cinco mil negativos en blanco y negro.
JOSÉ MEDEIROS (1921‐1990)
José Araújo de Medeiros
(Teresina, Brasil, 1921) tuvo sus primeros contactos con la fotografía durante
su infancia. A los 12 años aprendió con su padre, fotógrafo amateur, las
técnicas de revelación en laboratorio. Cuando su familia se mudó a Río de
Janeiro en 1939, escogió la fotografía como oficio y comenzó a colaborar con
las revistas Tabu y R¡o.
En 1946, fue contratado por
la revista O Cruzeiro, la más importante del país, cuyo departamento de
fotografía, dirigido por el francés Jean Manzon, había revolucionado la prensa
nacional dando lugar al fotoperiodismo brasileño. Durante 15 años en la
revista, recorrió el país y viajó por América, Europa y África, en busca de
acontecimientos. Entre los años 40 y 50, Río de Janeiro, antes de la
transferencia de la capital a Brasilia, era uno de los grandes temas del
fotoperiodista, quien documentó el estilo de vida de la alta sociedad carioca,
representado por las fiestas y el glamour de Copacabana. Medeiros también puso
el objetivo en políticos y en artistas, músicos y escritores de éxito. Sin
embargo, sus trabajos más significativos para O Cruzeiro son los relacionados
con sus viajes por el país, como el relacionado al candomblé, en Salvador, en
1951. Allí documentaba un ritual secreto de iniciación de las filhas de santo.
Ese reportaje, fue recuperado seis años después, en una versión ampliada, en el
libro Candomblé, reeditado a su vez en 2011 por el Instituto Moreira Salles.
Otros reportajes destacables
fueron los de las tribus indígenas de Mato Grosso y de Pará, entre 1949 y 1957,
y la cobertura –con especial atención a las gradas– de la traumática derrota de
Brasil en la final de la Copa del Mundo de 1950, en Maracaná. Otras imágenes
interesantes son las de escenas de calle, bailes en el carnaval carioca,
internos en un manicomio y retratos de famosos y anónimos. En 1962 abandonó la
revista y fundó la agencia Image.
A partir de 1965 se dedicó
al cine, firmando la dirección de fotografía de clásicos como A falecida
(1965), de Leon Hirszman; Xica da Silva (1976), de Cacá Diegues y Memórias do cárcere
(1984), de Nelson Pereira dos Santos. Glauber Rocha dijo de él que era "el
único que sabía recrear la luz brasileña". El proprio Medeiros llegó a
dirigir un largometraje en 1980, Parceiros da aventura. Ya casi al final de su
vida impartió cursos en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Santo
Antonio de los Baños, en la Habana, Cuba.
José Medeiros falleció en
L’Aquila, Italia, en 1990. Su legado, que contiene cerca de veinte milnegativos,
fue adquirido por el Instituto Moreira Salles en agosto de 2005.
MARCEL GAUTHEROT (1910‐1996)
Marcel André Félix Gautherot (Paris, Francia, 1910). De 1925
a 1931 estudió arquitectura y decoración en la École Nationale des Arts
Décoratifs. Durante esos años de formación, se vio influenciado por la
ascensión de la arquitectura modernista de Le Corbusier y de la Bauhaus. No
obstante, Gautherot fue abandonando la arquitectura y aproximándose a la
fotografía.
En 1936 comenzó a trabajar
en el Musée de L'Homme de París, donde era responsable del registro de las
colecciones de etnografía del museo y fue enviado a México para fotografiar monumentos
de la cultura precolombina.
En 1938, tras leer la novela
Jubiabá, de Jorge Amado, planeó un viaje a Brasil. Desembarcó en Recife en mayo
de 1939 con la intención de remontar todo el curso del río Amazonas, pero su plan
se frustró por su reclutamiento del ejército francés para la II Guerra Mundial.
Tras la ocupación alemana de Francia, Gautherot regresó a Brasil, esta vez a
Río de Janeiro, para probar suerte como fotógrafo. En la capital brasileña,
colaboró con el Servicio de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Sphan),
viajando por todo o Brasil para realizar series fotográficas de documentación
en Ouro Preto y Congonhas do Campo, reductos de la obra de El Aleijadinho. A
través del Sphan, contactó con el grupo de arquitectos modernistas de Río de Janeiro,
entre los que se encontraban Oscar Niemeyer y Roberto Burle Marx.
A finales de la década de
1950, fue invitado por Niemeyer para documentar la construcción de Brasilia,
durante cinco años que concentran la cumbre de su carrera como fotógrafo de género
arquitectónico. Tras la inauguración de la ciudad, siguió trabajando en torno a
ese tema por encargo del gobierno brasileño, y completando la documentación de
proyectos de Niemeyer que fueron finalizados después de 1960. Pero también en
los años 50 se interesó por la cultura popular brasileña documentando fiestas
populares, o colaborando con la Campaña en Defensa del Folclore Nacional de
Edison Carneiro. En las décadas de los 60 y 70 fotografió los trabajos de Burle
Marx, a quien acompañó en expediciones botánicas y en cuyo estudio de arquitectura
instaló, en 1965, su laboratorio fotográfico, que mantuvo en funcionamiento hasta
el final de su vida.
Marcel Gautherot falleció en
Río de Janeiro el 8 de octubre de 1996. Su archivo fue incorporado al Instituto
Moreira Salles en 1999 y comprende cerca de veinticinco mil imágenes.
THOMAZ FARKAS (1924‐2011)
Nacido en Budapest, Hungría,
en 1924, Thomaz Farkas llegó a Brasil con seis años de edad. Su padre, fundó en
São Paulo un establecimiento de Fotoptica, en donde el pequeño Thomaz aprendió
a fotografiar jugando. En 1932, con apenas ocho años, Farkas obtuvo del padre su
primera cámara fotográfica, con la que realizó, durante los diez años siguientes,
imágenes intuitivas y exploratorias en las que mostraba a su familia, animales
domésticos, a su grupo de amigos de bicicleta, el Zeppelín que pasaba por la
ciudad y la construcción del estadio de Pacaembu. En la década de 1960, tras la
muerte de su padre, Farkas asumió la dirección de la Fotoptica, quedando al
frente del negocio hasta 1997.
A los 18 años, se asoció al
Foto Cine Clube Bandeirante (FCCB), el más avanzado centro de debate sobre
fotografía de la ciudad. Algunos de los elementos estéticos que más interesaban
al FCCB pueden hallarse en las fotografías que Farkas realiza en el São Paulo
de los años 40, una ciudad en acelerado proceso de modernización, que él
abordaba con el objetivo de descubrir nuevos e inusitados encuadres,
preanunciando, con su abstraccionismo geométrico, el arte constructivista de la
década siguiente. Al mismo tiempo, exploraba imágenes surrealistas,
especialmente junto a colegas de la Escuela Politécnica de la Universidad de
São Paulo (USP), en la que se formó como ingeniero.
Lentamente, e influenciado
por el fotógrafo y amigo José Medeiros, los intereses de Farkas se fueron
ampliando y comenzó a tender hacia un planteamiento más próximo al del fotoperiodismo
y al de la fotografía documental. Ejemplo de esto son las series fotográficas sobre
la construcción de Brasilia, sus fotografías sobre el ballet Yara y las fotos
de las centrales hidroeléctricas.
Farkas se nacionalizó
brasileño en 1949. A esas alturas, era ya miembro de la Comisión de Fotografía
del Museo de Arte de São Paulo (Masp). Posteriormente, su participación institucional
se extendería a los cargos de socio‐fundador
del Museo de Arte Moderno de São Paulo, en 1963, y en 1987 de consejero de la
Bienal de São Paulo. También transformó su Fotoptica en un punto de referencia
para los fotógrafos de la ciudad, lo que se confirmaría con el lanzamiento de
la revista Novedades Fotoptica y con la fundación, en 1979, de la Galeria Fotoptica,
en asociación con Rosely Nakagawa.
En las décadas de los 60 y
los 70, Farkas se dedicaría preferentemente al cine, mediante su Caravana
Farkas, de documentales cinematográficos centrados en Brasil, cuya finalidad
era la de mostrar al país sus facetas menos conocidas. Participó en la producción
de diversos films, y terminó dirigiendo sus propios títulos. En 1969, pasó a
impartir clases de fotografía en los departamentos de cine y periodismo de la
Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo (ECA‐USP).
Thomaz Farkas falleció en
marzo de 2011, a los 86 años. Su obra fotográfica (más de treinta y cuatro mil
imágenes) está custodiada y convenientemente conservada por el Instituto
Moreira Salles, gracias a un acuerdo de colaboración firmado con el propio
fotógrafo.
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