Sala Fundación MAPFRE
Bárbara Braganza, 13 MADRID
Del 22 de Septiembre de 2016
al 15 de Enero de 2017
En 1959, Bruce Davidson leyó
en la prensa un artículo sobre una reyerta entre dos bandas callejeras
neoyorquinas. El tema le pareció potencialmente interesante y a través del
Comité para la Juventud de Nueva York, se puso en contacto con la banda de los
Jokers, de Brooklyn. Davidson ya había explorado la vida callejera del Lower
East Side en 1957, pero ahora se enfrentaba a algo diferente, el retrato de un
grupo de adolescente absolutamente excluido de la sociedad, lo que adolecía de
una cierta peligrosidad.
Tras pasar unos días con
ellos en la esquina donde solían concentrarse o en la playa de Coney Island, se
ganó su confianza. Davidson tenía 25 años y ellos unos 17, por lo que la
diferencia de edad no era muy acusada e inmediatamente empezó a sentir una
cierta empatía hacia aquellos chicos y a pesar de que provenían de mundos
diferentes el fotógrafo se identificaba con el aislamiento de aquellos
chavales. Las imágenes captadas durante los once meses que permaneció junto a
ellos no muestras peleas o trifulcas callejeras, sino un profundo retrato de la
tensión emocional, los problemas de abuso y abandono de unos chicos
provenientes de un barrio marginal, de unas familias desestructuradas, de
padres alcohólicos, en definitiva y como el propio Davidson dijo: “En realidad
estas fotografías no son sobre las bandas, sino sobre el hecho de ser
adolescente”.
Brooklyn, Nova York, 1959
La relación de Davidson con
aquellos a quienes fotografió ha sido en algunos casos tan estrecha que uno de
los chicos de aquella banda, Bengie contactó con él cuarenta años después y
completó así el círculo de su narración
de los años posteriores, en los que la frescura y la vitalidad de estos
adolescentes se había desvanecido entre las drogas, el alcohol y la muerte. La
mujer de Davidson, Emily Haas, lo entrevistó para una edición completa de la
serie y para una monografía de su vida llamada Bobby’s book, en la que aquel
hombre, que un día formara parte de la banda describe la dureza, el aislamiento
y el incierto futuro de aquellos jóvenes.
Bandas de Brooklyn, New York
1959, es una de las series que podrán contemplar aquellos que se acerquen a la
sala de exposiciones de la Fundación Mapfre para disfrutar de la que sin duda
es una de las muestras más esperadas del año. Junto a ella, en un extensa
retrospectiva que abarca los más de cincuenta años de carrera del afamado
fotógrafo de Magnum, están algunos de sus trabajos más conocidos, East 100th
Street y Time of Change: Civil Rights Movement. Además, en la selección se han
incluido también sus últimos trabajos Nature of Paris y Nature of Los Angeles,
por lo que esta muestra supone una oportunidad para conocerlos.
Birmingham, Alabama, 1963
Bessie Gakaubowicz, Cafeteria
Garden, Nova York, 1973‑1976
Bruce Davidson comenzó una
apasionada relación con la fotografía desde muy joven. Más que responder a un
estilo concreto, su obra se caracteriza por una visión personal de la realidad
en la que su arte se manifiesta no tanto en imágenes individuales, sino en el
efecto de reiteración y yuxtaposición de temas y de personajes. Con ellos
compartimos una intimidad a la que solo nos ha sido posible acceder a través de
la carismática presencia de Davidson, que se granjeó la confianza y el acceso a
la vida de las personas retratadas, incluso en los temas más conflictivos, con
una asombrosa facilidad. Su obra es así el reflejo de un compromiso ético ante
las duras realidades y los entornos precarios y vulnerables en los que se
desenvuelve la existencia cotidiana de las personas fotografiadas.
Carrer 100 Est, Harlem, Nova York, 1966‑1968
Davidson se distancia del
documentalismo convencional de otros autores como Walker Evans, quienes
mostraban la realidad desde una cierta distancia, sin sentirse parte de ella,
mientras que él por el contrario sentía un compromiso hacia la gente y la
realidad social que fotografiaba. Desde ese punto de vista podemos decir que aunque
se acerca a ello Bruce Davidson no es un fotógrafo de calle en el sentido
tradicional pero tampoco es un fotoperiodista convencional, ya que en sus
trabajos encontramos características de ambos estilos. Y aunque son muchas las
imágenes memorables por si solas, el principal mérito de su obra está en el conjunto
de cada una de sus series. Davidson tiene una manera de trabajar muy personal
que se desarrolla en paralelo a la de otros grandes fotógrafos del momento,
como Robert Frank o William Klein, y que ayuda a renovar el vocabulario de la
fotografía de la década de 1950 con un lenguaje propio y una nueva libertad de
visión.
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