C/ Mateo Inurria, 2 MADRID
Del 6 de Octubre de 2016 al 8 de Enero de 2017
Mademoiselle Anita, 1951
La Fundación Canal acoge en
su sala de Mateo Inurria, la exposición “Robert Doisneau: La Belleza de lo
Cotidiano”, que recoge por primera vez en España y en un mismo espacio, varias
de las obras emblemáticas del maestro de la fotografía francés junto a otras
nunca o muy poco vistas, como su primer trabajo en color sobre los campos de
golf de Palm Springs, realizado en 1960 por encargo.
Hablar de Doisneau es hablar
de uno de los pilares fundamentales de la fotografía del siglo XX. Al autor le
tocó vivir uno de los periodos más fructíferos de la Historia de la Fotografía
y logró pertenecer, por derecho propio, a un selecto grupo de artistas que hoy
se consideran los grandes mitos de la fotografía universal.
El beso frente al Hôtel De Ville, 1960
La información escolar, París 1956
Doisneau produjo alrededor
de 450.000 negativos. Su trabajo se basaba en encontrar un escenario sugerente
y estar atento a todo lo que pasaba a su alrededor para captar los gestos de
las personas corrientes en situaciones cotidianas.
Con un estilo fresco e
inmediato, su trabajo se vio marcado por la insumisión que le caracterizaba:
rechazó las normas impuestas, nunca se plegó a las modas y se desmarcó de todo
cuanto le pareciera prestablecido. Su legado artístico es el resultado de esa
sucesión de instantes de desobediencia. Caótico por naturaleza, Robert Doisneau
no seguía orden ni criterio alguno, por lo que resulta muy complicado
clasificar y ordenar sus trabajos, ya que no tenía intención artística
preconcebida.
Autorretrato con Rolleiflex, 1947
Criaturas de ensueño, París 1952
Empeñado en conocer la vida
no como es, sino como a él le hubiera gustado que fuera, Doisneau fue un
extraordinario narrador que dio vida a una ficción directamente extraída de la
realidad, devolviendo un reflejo modificado de momentos insignificantes.
Internacionalmente conocido
por sus retratos de la vida en la calle, sus fotografías han llegado a ser
iconos de la vida parisina. Le encantaba frecuentar el París “secreto”, el de
los callejones y los mercados, el de las fiestas en las orillas del Sena y el de la gente de los suburbios. Gran
admirador de la danza y amigo de bailarines, escritores, pintores y cómicos supo
también reflejar el mundo de la escena, de los teatros y los cabarets y también
el de las múltiples tabernas frecuentadas tanto por artistas e intelectuales como
por la gente corriente, la gente del barrio.
Los cisnes inflables, 1960
Piscina, 1960
Su búsqueda esencial estaba
en esa constante captación de los momentos minúsculos de un mundo que observaba
con agudeza para devolvernos un reflejo modificado. En su modesta sabiduría
Doisneau escribió: “Una centésima de segundo por aquí, una centésima de segundo
por allá puestas una tras otra, no darían más que dos o tres segundos robados a
la eternidad.”
Annette Doisneau © Conchita Meléndez
Las 110 fotografías que
componen la muestra han sido seleccionadas por Annette Doisneau y Francine
Deroudille, hijas del artista y comisarias de la exposición. Annette Doisneau
fue también la encargada de presentar el trabajo de su padre a los medios de
comunicación, resaltando con sus anécdotas el lado más humano del hombre y del fotógrafo.
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