Hace tiempo que Nueva York ocupa
un lugar especial en la vida de José Antonio Carrera y Manhattan es el
epicentro del mundo que pulula por sus imágenes. Desde sus años de estudio en
la ciudad, a finales de los setenta, ninguna otra ciudad le ha interesado
tanto, por eso el autor, viajero incansable, regresa en repetidas ocasiones a
sus calles y busca captar la vida cotidiana, una vida a veces frenética, otras
reposada, en la que sus variopintos habitantes deambulan por sus aceras en un
incesable desfile ni las inclemencias del tiempo puede detener.
En su caminar por las calles de
Manhattan, Carrera se reconoce a sí mismo, “cada persona me ofrece una noticia
y cada letrero es un aviso pensado para mí…. toda una vida se abre ante mis
ojos. Y más allá de la superficie puedo intuir los amores, deseos y secretos de
quienes se mueven a mi alrededor.”
Las fotografías de En Medio del
Tiempo, título de la exposición comisariada por Ana Vázquez de la Cueva, fueron
hechas entre los años 1993 y 2014 en dos épocas distintas que guardan relación
con los tres ámbitos de la muestra y proponen un viaje a través de la Gran
Manzana, en el que el artista retrata lo que él mismo denomina ‘figuras
existenciales’, personas que nos desvelan su estado de ánimo y la belleza
anónima de sus rostros en las calles de Manhattan. Es también a su vez, un
retrato de las múltiples soledades de una gran ciudad.
El primer ámbito de la muestra contiene las imágenes realizadas entre 1993 y 1996, con película en blanco y negro y objetivo gran angular, en las que se observa el paso del tiempo y el lugar que el hombre ocupa en la ciudad. En ellas Carrera refleja clasicismo, orden y pureza en una serie de imágenes atemporales que podrían pertenecer casi a cualquier década del siglo XX. La foto es fruto de su tiempo y ésta, en blanco y negro, podría decirse que es heredera del espíritu de los años treinta y cuarenta.
Un segundo ámbito lo configuran
las imágenes en color realizadas entre 2009 y 2014. Se trata de planos cortos
que conducen a un espacio más íntimo; las figuras se aíslan, enfatizando su
vulnerabilidad, el campo visual se reduce y la ciudad va quedando atrás como un
fondo, en el que se minimiza y oculta.
El tercer ámbito, también del
período 2009-2014 presenta una serie de fotografías nocturnas, realizadas desde
un mismo emplazamiento, en las que la noche junto a las luces de la ciudad, actuase
como un laboratorio que aislara los cuerpos y permitiera adentrarse en el
interior de los retratados, allí donde la cámara ve lo que no se había
apreciado antes.
Cuando José Antonio Carrera se
adentra en el color, los personajes avanzan en el tiempo, pero siempre rodeados
de una gran soledad urbana, concentrados y perdidos en algo que desconocemos. Se
trata de imágenes entre la ficción y la realidad, tomadas con un peculiar
realismo poético. La calle es la materia prima del fotógrafo, su compañera de
creación, y en el centro de todo la figura humana que pasa y se desvanece pero
que deja en el espectador un curioso magnetismo que nos hace preguntarnos: ¿Quiénes
son esos extraños? ¿Hacia dónde van? ¿Cómo son sus vidas?
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