Sala Bárbara de Braganza
C/ Bárbara de Braganza, 13 MADRID
Del 9 de Febrero al 4 de Junio de 2017
De un modo monótono, lineal
y plano la Fundación Mapfre nos muestra en las alrededor de 400 fotografías que
componen la muestra, la obra de Lewis Baltz en su totalidad desde las primeras
series en blanco y negro realizadas en
los años 60 y 70 como The
Prototypes Works, hasta la exploración de nuevos lenguajes artísticos de
los últimos años.
Lewis Baltz
Tract House no. 4, de la serie The Tract
Tract House no. 4, de la serie The Tract
Lewis Baltz
South East Corner, Semicoa, 333 Mc Cormick, Costa Mesa, de la serie The new Industrial
South East Corner, Semicoa, 333 Mc Cormick, Costa Mesa, de la serie The new Industrial
No se trata de un descuido o
falta de interés, todo lo contrario, así es como el autor, que comenzó a
realizar fotografías con apenas 12 años animado por William Current, su mentor,
veía su propia obra. Baltz, que estudió en el San Francisco Art Institute y
formó parte de los fotógrafos que expusieron en la Gerorge Eastman House,
Rochester, NY, en 1975, bajo el título de New
Topographics: Photographs os a Man-Altered Landscape, junto a Robert Adams,
Bernd y Hilla Becher, Frank Gohlke, Nicholas Nixon o Stephen Shore, aborrecía
la idea, hasta ese momento presente en la cultura americana, del paisaje como
algo idealizado que muestra la belleza de la propia naturaleza, sus bosques y
parques naturales. Para él el paisaje se convierte en un territorio intervenido
por el hombre, delimitado, excluyente y sobre todo ocupado. Es por eso que sus
imágenes se vuelcan en el paisaje urbano, sobre todo el asociado a los
suburbios que no dejaban de crecer en las ciudades estadounidenses y que en
muchos casos acababan por truncarse, llegando a convertir lo que se había
planificado como “sueño americano” en una auténtica pesadilla.
Lewis Baltz
Monterey, de la serie The Prototype Works
Monterey, de la serie The Prototype Works
Lewis Baltz
Maryland no. 25, de la serie Maryland
Maryland no. 25, de la serie Maryland
Lewis Baltz
Looking Northeast from Masonic Hill, de la serie Park City
Looking Northeast from Masonic Hill, de la serie Park City
El montaje de la exposición
se corresponde exactamente con la idea del autor, ya que él mismo, en sus trabajos
realizados hasta finales de los ochenta, disponía sus fotografías en blanco y
negro y en pequeño formato en cuadrículas meticulosamente ordenadas de un
determinado modo según la serie. No es hasta 1989, cuando totalmente
desilusionado abandona Estados Unidos y se instala en Francia, que la obra de Baltz experimenta una
transformación radical. A partir de ese momento Lewis Baltz pierde el interés
por las imágenes de paisajes para centrarse en el paisaje de las imágenes: el
desarraigado espacio postindustrial de la vigilancia, el espectáculo y la
alienación. Realizados en color, sus nuevos trabajos, Generic Night Cities
(1989-2000), Piazza Sigmund Freud (1989) o Rule without Exception (1988) nos muestran
las ciudades de noche, prácticamente vacías, representadas en grandes tableros
planos y multicolores que nos producen la sensación de ser circuitos eléctricos
abiertos, una maquinaria de deseo y poder accionada por el motor de la
explotación neoliberal y, por tanto, carente de perspectiva de futuro.
Lewis Baltz
Piazza Sigmund Freud, 1989
Piazza Sigmund Freud, 1989
En otra faceta totalmente
distinta, pero igualmente importante, dentro de la última etapa de Baltz
podemos observar los trabajos The Daths
in Newport (1988-1995) y End to End (2000),
en los que Lewis Baltz actua como narrador de una recopilación de fotografías y
documentos de archivo procedentes de periódicos, en el primer caso de la
historia de un crimen cometido en los años 50 en una pequeña población del sur
de California y en el segundo para describir la historia política y económica
de Emilia-Romaña tras la Segunda Guerra Mundial.
La exposición se cierra con
la última obra realizada por el artista: Venezia
Marghera (2000-2013), un portfolio en el que Baltz tematizó la insoportable
coexistencia de una ciudad altamente industrializada como Marghera, junto a la
idealizada Venecia, que a su vez está siendo masificada y sobreexplotada por el
turismo. De este modo el autor da un nuevo giro a su obra volviendo de algún
modo a sus orígenes.
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