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jueves, 16 de febrero de 2017

TIERRA DE SUEÑOS - CRISTINA GARCÍA RODERO



CAIXA FORUM
Paseo del Prado, 36 MADRID
Del 15 de Febrero al 28 de Mayo



La  Obra  Social  ”la  Caixa”  presenta  en CaixaForum Madrid la exposición Tierra de sueños de Cristina García Rodero, una muestra de 80 fotografías organizada con la colaboración de la Fundación Vicente Ferrer, que refleja la vida cotidiana de los habitantes de Anantapur, en el estado de Andhra Pradesh, una de las zonas más pobres de la India, donde viven las comunidades más marginales y vulnerables del país.

A través de las imágenes de la consagrada fotógrafa Cristina García Rodero, se quiere, por un lado, sensibilizar al público sobre la vida de los habitantes de Anantapur  y  difundir  las  acciones  de  cooperación  internacional  que  allí desarrolla la Fundación Vicente Ferrer con la colaboración de la Obra Social “la Caixa”. Por el otro, esta muestra forma parte de la programación cultural de las exposiciones de fotografía de la Obra Social “la Caixa”, que pretenden mostrar la influencia de las imágenes en la sensibilidad contemporánea y destacar el papel de los grandes creadores visuales del siglo XX en nuestra forma de ver elmundo.



Durante un mes y medio, Cristina García Rodero ha visitado hospitales, centros de acogida de mujeres víctimas de  maltratos, talleres, escuelas y  casas, logrando retratos que  dan  voz  a  aquellas personas a  menudo olvidadas: niños y  niñas, personas con discapacidad y, muy especialmente, mujeres. Madres, campesinas, costureras, novias de distintas confesiones, profesoras, enfermeras y estudiantes tienen un papel destacado en este proyecto, que representan uno de los principales motores de la transformación de las comunidades de Anantapur. El escritor gallego, Manuel Rivas, puntualiza en el catálogo de la exposición: “Vemos esas miradas y esas manos. Son miradas que sueñan, sí, pero lo que es más importante: ejercen el derecho a soñar. El activismo de las mujeres, organizadas en asambleas, es la principal energía alternativa que está transformando Anantapur. Esa red solidaria ha hecho posibles centros de protección a las mujeres maltratadas, cooperativas de autosuficiencia, asistencia sanitaria en todos los hogares, suministro de agua en cada aldea, miles de viviendas dignas. En la India, ya no la tierra olvidada, sino un referente, un depósito de la esperanza.”


A través de Tierra de sueños, Cristina García Rodero muestra sin complejos la India más  desconocida,  un  mapa  social  donde  las  sombras  recuperan  la  vida.  Un escenario donde se confunde el pasado con el presente, lo natural con lo sobrenatural y lo fantástico. Manuel Rivas, describe esta atmósfera con detalle: “En la India de Cristina García Rodero vemos esa trama singular de espacio y tiempo. Y vemos la aparición irrepetible de una lejanía por cercana que esta pueda hallarse. No sabemos cómo lo ha hecho. Podemos conocer circunstancias, detalles, localizaciones. Podemos  profundizar  en  cada  una  de  las  fotografías.  Podemos leerlas. Pero lo diferente, lo que las hace extraordinarias, es que podemos sentir su imantación. Cada una de ellas es un imán. En su conjunto, es una obra de imantación. Y el efecto de la corriente no se detiene ahí: nos imantan.”



Obstinada  y  desmedida,  Cristina  García  Rodero  ha  sabido  sumergirse  en  ese mundo,  fundirse  en  la  alegría  y  sufrimiento  de  quienes  encubren  con  color  y apostura los claroscuros de su propia existencia. En este sentido, Manuel Rivas añade: “Escenarios de intensificación, de natural dramaturgia, donde no solo las personas sino los enseres, los animales, las cosas, aparecen con un decoro que no oculta, cuando emerge, ni el malestar ni el dolor. No hay un embellecimiento. Hay, sí, intensificación. Una sinestesia de colores, sonidos, olores, tactos, sabores. Cada hogar como un taller de sensaciones, emoción y memoria. Cada instantánea como el germen de un relato, donde todo habla.”




Para aquellos que conocen la obra de Cristina García Rodero, sin duda encontrarán en las imágenes que componen la exposición algo diferente, no sólo porque se trate de fotografías en color, sino sobre todo porque la forma de trabajar ha sido muy distinta a la que ella está habituada. Cristina, tenaz y perfeccionista, acostumbra a volver una y otra vez a sus escenarios, en busca de esa imagen perfecta que ella sabe que puede lograr y que nunca acaba de convencerla. En esta ocasión ha tenido que realizar el trabajo en un plazo de tiempo determinado, 45 días, enfrentándose a retos nuevos, como son escenarios predeterminados, una luz poco favorable, y sobre todo la presión del compromiso de saber que el encargo debe de estar terminado en un plazo preciso. Todo ello, sin embargo,  no ha supuesto ningún impedimento para que con su talento y su profesionalidad nos haya traído una magnífica muestra de una pequeña parte, no la más favorecida, de ese increíble país que es la India.





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