CAIXA
FORUM
Paseo
del Prado, 36 MADRID
Del
15 de Febrero al 28 de Mayo
La Obra
Social ”la Caixa”
presenta en CaixaForum Madrid la
exposición Tierra de sueños de Cristina García Rodero, una muestra de 80
fotografías organizada con la colaboración de la Fundación Vicente Ferrer, que
refleja la vida cotidiana de los habitantes de Anantapur, en el estado de
Andhra Pradesh, una de las zonas más pobres de la India, donde viven las
comunidades más marginales y vulnerables del país.
A través de las imágenes de
la consagrada fotógrafa Cristina García Rodero, se quiere, por un lado,
sensibilizar al público sobre la vida de los habitantes de Anantapur y
difundir las acciones
de cooperación internacional
que allí desarrolla la Fundación
Vicente Ferrer con la colaboración de la Obra Social “la Caixa”. Por el otro,
esta muestra forma parte de la programación cultural de las exposiciones de
fotografía de la Obra Social “la Caixa”, que pretenden mostrar la influencia de
las imágenes en la sensibilidad contemporánea y destacar el papel de los
grandes creadores visuales del siglo XX en nuestra forma de ver elmundo.
Durante un mes y medio,
Cristina García Rodero ha visitado hospitales, centros de acogida de mujeres
víctimas de maltratos, talleres,
escuelas y casas, logrando retratos que dan
voz a aquellas personas a menudo olvidadas: niños y niñas, personas con discapacidad y, muy
especialmente, mujeres. Madres, campesinas, costureras, novias de distintas
confesiones, profesoras, enfermeras y estudiantes tienen un papel destacado en
este proyecto, que representan uno de los principales motores de la transformación
de las comunidades de Anantapur. El escritor gallego, Manuel Rivas, puntualiza
en el catálogo de la exposición: “Vemos esas miradas y esas manos. Son miradas
que sueñan, sí, pero lo que es más importante: ejercen el derecho a soñar. El
activismo de las mujeres, organizadas en asambleas, es la principal energía
alternativa que está transformando Anantapur. Esa red solidaria ha hecho
posibles centros de protección a las mujeres maltratadas, cooperativas de
autosuficiencia, asistencia sanitaria en todos los hogares, suministro de agua
en cada aldea, miles de viviendas dignas. En la India, ya no la tierra
olvidada, sino un referente, un depósito de la esperanza.”
A través de Tierra de
sueños, Cristina García Rodero muestra sin complejos la India más desconocida,
un mapa social
donde las sombras
recuperan la vida.
Un escenario donde se confunde el pasado con el presente, lo natural con
lo sobrenatural y lo fantástico. Manuel Rivas, describe esta atmósfera con
detalle: “En la India de Cristina García Rodero vemos esa trama singular de
espacio y tiempo. Y vemos la aparición irrepetible de una lejanía por cercana
que esta pueda hallarse. No sabemos cómo lo ha hecho. Podemos conocer
circunstancias, detalles, localizaciones. Podemos profundizar
en cada una
de las fotografías.
Podemos leerlas. Pero lo diferente, lo que las hace extraordinarias, es
que podemos sentir su imantación. Cada una de ellas es un imán. En su conjunto,
es una obra de imantación. Y el efecto de la corriente no se detiene ahí: nos
imantan.”
Obstinada y
desmedida, Cristina García
Rodero ha sabido
sumergirse en ese mundo,
fundirse en la
alegría y sufrimiento
de quienes encubren
con color y apostura los claroscuros de su propia
existencia. En este sentido, Manuel Rivas añade: “Escenarios de
intensificación, de natural dramaturgia, donde no solo las personas sino los
enseres, los animales, las cosas, aparecen con un decoro que no oculta, cuando
emerge, ni el malestar ni el dolor. No hay un embellecimiento. Hay, sí,
intensificación. Una sinestesia de colores, sonidos, olores, tactos, sabores.
Cada hogar como un taller de sensaciones, emoción y memoria. Cada instantánea
como el germen de un relato, donde todo habla.”
Para aquellos que conocen la
obra de Cristina García Rodero, sin duda encontrarán en las imágenes que
componen la exposición algo diferente, no sólo porque se trate de fotografías
en color, sino sobre todo porque la forma de trabajar ha sido muy distinta a la
que ella está habituada. Cristina, tenaz y perfeccionista, acostumbra a volver una
y otra vez a sus escenarios, en busca de esa imagen perfecta que ella sabe que
puede lograr y que nunca acaba de convencerla. En esta ocasión ha tenido que
realizar el trabajo en un plazo de tiempo determinado, 45 días, enfrentándose a
retos nuevos, como son escenarios predeterminados, una luz poco favorable, y
sobre todo la presión del compromiso de saber que el encargo debe de estar
terminado en un plazo preciso. Todo ello, sin embargo, no ha supuesto ningún impedimento para que con
su talento y su profesionalidad nos haya traído una magnífica muestra de una
pequeña parte, no la más favorecida, de ese increíble país que es la India.
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