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domingo, 17 de agosto de 2014

Eduardo Momeñe: Fotografías en un cierto Espacio (1978-2014)


Galería Espaciofoto, del 4 de junio al 31 de julio
C/ Viriato, 53, Madrid

"Fotografías en un cierto Espacio" es una exposición fotográfica en la cual, del 4 de junio al 31 de julio, se exhiben una treintena de fotografías de Eduardo Momeñe, obtenidas en estudio entre 1978 y 2014. Una selección de  imágenes en blanco y negro que propone un recorrido por la trayectoria fotográfica de más de tres décadas en estudio del autor. Fotografías tomadas a lo largo de unos años de gran vitalidad cultural en la ciudad de Madrid. La muestra se inscribe en el Festival Off de PHotoEspaña 2014.


            Retratos, figuras y escenificaciones de un universo fotográfico conformado a través de los años en un mismo y mínimo espacio. Un viaje sin desplazamientos en el que el autor juega, a la manera de los grandes pintores del pasado, con las limitaciones de un espacio escogido y la forma de proyectar la luz para descubrir/desvelar la psicología de sus personajes.



            Paralelamente a la  muestra se expondrán varios vídeos como complemento visual y conceptual a las fotografías.










Fotografías en un cierto espacio

      Se trata del espacio construido por la cámara. Lo denomino espacio fotográfico, también escenario visual; me es cómodo para diferenciarlo de la idea de lugar, del lugar donde ocurren los hechos. En el caso que nos ocupa, son fotografías construidas en un estudio, un lugar apenas visible, difícilmente localizable en el mapa, carece de puntos de referencia, un suelo informe sobre el que apoyarse, un lugar en letargo, neutro, sin identidad, nada en él ocurre si no hacemos que algo ocurra; es algo así como un no-lugar donde se construyen espacios fotográficos que después se registran para obtener imágenes  fotográficas. Son espacios que se fabrican con la mirada, es necesaria una cámara para compartirlos, para transmitir la experiencia, una experiencia estética, en principio.

            Durante más de tres décadas he estado sumergido en este lugar productor de fotografías "de estudio".  Aún vivo el placer de aislarme del ruido del mundo; en algunos momentos, sin embargo, he salido de él para buscar otros espacios, para fotografiar el mundo desde otro lugar.


           En este tiempo -es mucho-, la cámara ha estado situada en el mismo suelo, todo ha ocurrido en  los mismos cuatro metros cuadrados. Es como la máquina del tiempo de Wells que, gracias a que el tiempo existe, ha recorrido cientos de mundos sin desplazarse un milímetro. Es el mundo el que se mueve, no la cámara en su trípode. Aún no me he cansado de viajar por este mundo sin geografía, es un viaje fotográfico, ciertamente interior.       
 

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