La fotografía rusa contemporánea se instala en Tenerife
© Ivan Mikhaylov
La Casa de la Fotografía de Moscú trae al Centro de Fotografía "Isla de Tenerife" tres exposiciones de fotógrafos contemporáneos rusos que están entre los más destacados representantes de la escena contemporánea del arte ruso: Tim Parchikov, Ivan Mikhailov y Sergey Shestakov.
A pesar de que Tim Parchikov (1983) e Ivan Mikhailov (1981) pertenecen a
una nueva generación artística, ya han realizado varias exposiciones
individuales tanto en Rusia como en el extranjero. Actualmente, las
obras de ambos forman parte de la exposición "El olvido, el recuerdo, la
reminiscencia", "L'oubli, le souvenir, la réminiscence"), de la quinta
edición del Nuevo Festival del Centro Pompidou, en París.
Los tres fotógrafos exploran el tema de la memoria: histórica en el
caso de Parchikov, genética en Mikhailov y social en Shestakov. Cada uno
de ellos estudia el mecanismo de cómo se acumula y transfiere la
información, la composición de los artefactos que evocan en el
espectador el desencadenamiento de los recuerdos.
En su proyecto "Magnitogorsk" Tim Parchikov observa la transformación
de la ciudad industrial de Magnitogorsk, que fue fundada en 1929 y se
convirtió en uno de los primeros proyectos del desarrollo urbano de la
época de industrialización de Stalin. El artista se interesa por la
arquitectura, la ecología y sobre todo por la gente cuya vida, igual que
hace 60 años, depende de un modo u otro del complejo metalúrgico de
Magnitogorsk.
© Shestakov - Gudym
A pesar de que Parchikov explora los problemas específicos de una ciudad rusa, el proyecto resulta tipológicamente interesante para todos los países que se enfrentan con el problema de la depresión y el cierre de muchas industrias metalúrgicas las cuales, funcionando aún por inercia, arrastran consigo las vidas de los ciudadanos.
Magnitogorsk es una ciudad que se ha quedado atascada en el tiempo,
entre el período soviético y la Rusia moderna. Por un lado, parece que
la gente todavía vive en el pasado soviético, pero por el otro la
realidad actual muestra las señas de la nueva realidad capitalista que
invade la vida ciudadana con sus limusinas y la omnipresente publicidad.
La ciudad depende completamente de la fábrica, que sigue en
funcionamiento, pero que puede seguir los pasos de las grandes zonas
industriales de Europa Occidental y Oriental.
Qué será de Magnitogorsk y de sus habitantes, ésta es la pregunta que formula Tim Parchikov.
Ivan Mikhailov, por su parte, aborda el tema de la memoria genética,
mostrando en sus trabajos tres o cuatro generaciones de mujeres
relacionadas familiarmente: madres, abuelas, hijas, nietas. La realidad
social cambiante exacerba el contraste entre las generaciones pero, no
obstante, los retratos familiares de Ivan Mikhailov muestran cómo la
sangre y la familia unen a la gente más que los tiempos y sus atributos
sociales.
© Tim Parchikov - Magnitogorsk City Steel Plant 2011
Sergey Shestakov se dio a conocer por primera vez con su proyecto "Viaje al futuro. Parada № 1", dedicado a Chernóbil. En 2011, arriesgándose a la exposición a la radiación, Shestakov penetró en la zona de exclusión de Chernóbil, para documentar cómo quedó el lugar tras la terrible catástrofe nuclear, 25 años más tarde. Allí, fotografiando en una guardería los libros infantiles reducidos a polvo, encontró un libro de la escritora soviética Zoya Voskresenskaya -que incluía un retrato de Lenin-, llamado "Viaje al Futuro", que dio nombre a su proyecto.
Shestakov enfoca su atención sobre el tema del legado que nuestra
civilización actual dejará a las generaciones futuras. ¿En qué medida el
frágil mundo sobre el que creemos reinar, depende de un simple error
humano, de la inestable naturaleza, de una catástrofe nuclear o del
abandono de los lugares por sus habitantes?
El proyecto “Viaje al futuro. Parada № 2. Gudym” nos muestra los restos de una base militar construida en Chukotka durante la Guerra Fría, en los tiempos de la crisis de los misiles en Cuba y el enfrentamiento activo entre Estados Unidos y la antigua U.R.S.S. Dicha base albergó los misiles soviéticos. Desde el final de los 80 los procesos de desarme, la caída del telón de acero, junto con el colapso de la U.R.S.S. hicieron que la base, que daba trabajo a más de 1000 personas, quedase totalmente abandonada. En sus ruinas, igual que la zona de exclusión de Chernóbil, ahora solo vive una anciana. En la pared de su casa hay un icono hecho de papel, con una nota manuscrita: “Todo saldrá bien, aunque será diferente”.
La exposición plantea preguntas sobre nuestra responsabilidad ante las
generaciones futuras, sobre el mundo que les vamos a dejar y sobre la
probabilidad de que la ciudad de Magnitogorsk, en caso de que finalmente
se cierre la fábrica, en una zona parecida a Gudym.
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